sábado, 18 de septiembre de 2010

Sobrevivir a un Ataque

El asedio ha comenzado. Los zombis se abarrotan alrededor de tu hogar, atacando incesantemente pero incapaces de entrar. En este punto, tus preocupaciones están lejos de acabarse. Esperar a que se acabe el asedio no quiere decir sentarse ocioso. Muchas tareas se deben de llevar a cabo y de manera repetida para sobrevivir en un espacio confinado.

A. Designa un rincón del patio trasero para que sirva como letrina. La mayoría de manuales de supervivencia explican los puntos adecuados de construcción y de eliminación de residuos.

B. Si el terreno y las lluvias lo permiten, cava un sembrado de verduras. Esta fuente disponible de comida debería ser consumida la primera, ahorrando la comida enlatada para una emergencia. Mantenlo tan alejado de las letrinas como sea posible para evitar las infecciones, no por los deshechos si no por los efectos residuales que la cal o el blanqueador tendrán sobre el terreno.

C. Para la electricidad, recurre siempre al generador manual (accionado por bicicleta). El modelo de gasolina no sólo es más ruidoso y potencialmente peligroso -su combustible es limitado. Empléalo solamente en circunstancias extremas, tal como un ataque nocturno, cuando el accionamiento manual es impracticable o imposible de llevar a cabo.

D. Patrulla el muro constantemente. Si estas en un grupo, organizad guardias durante las veinticuatro horas. Permaneced siempre alerta ante una improbable pero posible infiltración. Si estas sólo, limita tus patrullas a las horas diurnas. Por la noche, asegúrate de que todas las puertas están seguras (las ventanas deben de estar ya tapiadas). Duerme siempre con una linterna y un arma próxima. No duermas profundamente.

E. Mantente en un nivel bajo. Si tienes un sótano, cocina allí, junto con la generación de electricidad y el equipo de mantenimiento. Cuando monitorices la radio, algo que se debería hacerse todos los días, emplea auriculares. Mantén cortinas gruesas en todas las ventanas, especialmente de noche.

F. Deshazte de todos los cuerpos. Sea zombi o humano, un cadáver es un cadáver. Las bacterias en la carne putrefacta puede ser una serio peligro para la salud. Todos los cuerpos en el interior del perímetro deben de ser quemados o enterrados. Todos los cuerpos en el exterior del muro deben de ser quemados. Para hacer esto, sencillamente súbete a una escalera desde tu lado del muro, derrama gasolina en los monstruos frescos asesinados, enciende una cerilla y déjala caer. Aunque esto puede atraer a más nomuertos a tu refugio, es un riego necesario para eliminar un peligro ya presente.

G. Ejercicio diario. Emplea la bicicleta estática, junto con calistenia básica y tensión dinámica, mantendrá tu cuerpo en forma y suficientemente fuerte para cualquier situación de combate. De nuevo, asegúrate de que el sistema empleado es silencioso. Si no se dispone de un sótano, emplea una habitación en le centro de la casa. La insonorización básica tal como colchones y mantas contra los muros ayudará a amortiguar cualquier sonido.

H. Entretente. A pesar de la necesidad de vigilar, el esparcimiento es una obligación. Asegúrate de que una gran reserva de libros, juegos y otras formas de diversión son accesibles (los juegos electrónicos son demasiado ruidoso e ineficientes energéticamente para tenerlos en consideración). En un asedio largo y aparentemente interminable, el aburrimiento puede conducir a la paranoia, la desilusión y la desesperanza. Tan importante es mantener en buena forma tu mente como tu cuerpo.

I. Guarda tus tapones de oídos a mano y utilízalos a menudo. El constante gemido colectivo de los nomuertos, un sonido que continuará a todas horas mientras continúe el asedio, pueden ser una forma de arma psicológica mortal. Se sabe de gente con hogares bien protegidos y bien pertrechados que han acabado matándose unos a otros o volviéndose locos sencillamente por el incesante gemido.

J. Asegúrate de planear una ruta de escape y que tu equipo está listo para partir. En la incertidumbre de la batalla, puede ser necesario abandonar tu hogar. Quizás el muro ha sido traspasado, quizás se ha iniciado un fuego, quizás haya llegado el rescate pero no está lo suficientemente cerca. Por la razón que sea, es la hora de partir.
Mantén tu mochila de supervivencia y arma en un área fácilmente accesible, preparadas, cargadas y listas para la acción.

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